Celebrar y que exista un día de las Madres no sólo significa día de comprar rosas y chocolates para regalar, no sólo significa crear tarjetas con bellas palabras para dedicar a Mamá. El día de las madres, es tan sólo el recuerdo de que es necesario reconocer cada día el significado de ser Madre y a todo esto: ¿Qué significa ser Madre?
La palabra madre sin duda es una de las palabras que tienen en sí misma un significado bastante complejo; y es que cuando hablamos de Madre no nos referimos únicamente a el nombre designado a aquél ser humano que nos ha engendrado, esta palabra no tiene especie y mucho más complejo aún, hablar de madre, es hablar del origen de algo, de su inicio o de aquello que pone las bases para que algo más surja; y es aquí cuando ya no nos referimos únicamente a un plano antropocéntrico. Madre es aquella fuerza que engendra y que da vida.
En el mundo de la fermentación como en muchos otros planos. La vida no sería posible sin una madre, porque todos los micro y macro organismos existen gracias a esta fuerza creadora. La naturaleza es en sí misma la madre de todas las creaciones. Y es por esto, que en esta ocasión la entrada de nuestro blog está dedicada a esta fuerza creadora en sus distintas formas, intentaremos honrar esta gran labor que nos ha dado vida, desde el papel que tiene en las fermentaciones, es decir hablaremos de los cultivos madre como iniciadores de vida.
*Ilustración de Nacho Nazz, tomada de la red
"La vida no sería posible sin una madre, porque todos los micro y macro organismos existen gracias a esta fuerza creadora. La naturaleza es en sí misma la madre de todas las creaciones[...]"
Antes que nada debemos recordar que todas las fermentaciones son un microcosmos, es decir, se trata de un pequeño ecosistema en el cual convergen en armonía los ingredientes que hemos puesto a fermentar. Así como cualquier ecosistema, lo que ocurre dentro de sí mismo es modificado o afectado siempre en concordancia con su contexto, es decir de acuerdo a el clima, el nivel de humedad, la cantidad de luz con la que tenga contacto, la calidad de los ingredientes, la higiene y manejo que se haya empleado en su elaboración y muchos más elementos que influyen. Todos estos factores son determinantes a la hora de evaluar nuestro resultado final, hablando de cualquier tipo de fermentación.
Sin embargo existe un factor predominante que debe estar presente siempre en una fermentación (llámese kombucha, kéfir, cerveza de jengibre, etc.) y este es aquél que da origen, dota de vida y sentido: el cultivo madre. Éste es un conjunto de levaduras y bacterias que de acuerdo a su naturaleza actuará de una u otra manera para el desarrollo de su ecosistema.Tenemos muchos ejemplos, uno de ellos: el pan de masa madre, en efecto debe su nombre a el proceso de elaboración, el cual se realiza con un cultivo simbiótico hecho previamente, donde se trabaja con las levaduras presentes de manera natural en algunos alimentos, como los cereales. Este es un proceso MITIKAmente ancestral de la elaboración de pan, donde a partir y gracias a la masa madre ocurren procesos simbióticos propios de la fermentación que nos dan como resultado auténticos y saludables elaboraciones de pan.
Por otro lado tenemos como ejemplo nuestra amada kombucha, una bebida fermentada cuyo ecosistema se compone de ingredientes como agua filtrada sin cloro, azúcar orgánica y té verde, lo que por sí mismo solo serían un té dulce, sin embargo es aquí la importancia y el gran valor de nuestro cultivo madre de Kombucha, el cual es el iniciador de toda la magia alquímica que ocurre y que gracias a su fuerza creadora se logran transformar los azúcares y fermentar el té verde, resultando en un elixir burbujeante de sabor, el cual se ha carbonatado de manera natural gracias a la simbiosis. Y por si fuera poco, el resultado del trabajo del cultivo madre de kombucha no se limita a darnos una bebida que es sumamente benéfica para nuestro organismo, sino que además como una hermosa forma de honrar su nombre: Madre de kombucha, nos regala un cultivo más, al que coloquialmente se le conoce como hijo, al ser un cultivo nuevo de levaduras y bacterias engendrado por la kombucha madre.
Podríamos seguir con múltiples ejemplos donde a partir de un cultivo madre se obtiene algún resultado de alimentos o bebidas fermentadas, sin embargo a pesar de que los ingredientes y los resultados puedan ser diferentes, la acción parece ser la misma. Se trata de un conjunto de levaduras y bacterias que sirven como fuerza de arranque, como origen o iniciador, el cual transfieren sus beneficios y sus habilidades virtuosas a los pequeños “hijos” que vayan engendrando, para así crear un ciclo que seguirá vivo, siempre y cuando cuidemos de ellos.
Por lo tanto no parece coincidencia que se denomine Madre a esos cultivos iniciadores, ya que así mismo es como la especie humana ha llamado a ese ser indispensable en nuestras vidas, quién nos ha transferido sus conocimientos, habilidades, virtudes y sobre todo es nuestro primer impulso vital, quién nos enseña a habitar en el macro o micro cosmos en el que estamos experimentando la vida, tal y cómo lo hace, a su manera un cultivo madre, por eso y mucho más:
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